martes, 28 de enero de 2014

CARTULINAS DE COLORES Y CIENTOS DE SONRISAS

Me descubro un domingo poniendo en orden a mis cosas, entre abrigos, cajas y zapatos y ¡y de repente! cientos de fotos pegadas, con la meticulosidad que me caracteriza, rellenando multitud de cartulinas de colores, sin dejar espacios. 
Que nunca se han movido del rincón del armario donde decidí dejarlas hace ya... Que no he vuelto a mirar con los ojos de ver, ¿por miedo?, por miedo...


Retratan un periodo de mi vida muy concreto que yo creía más nítido y quería menos vertiginoso, me froto los ojos para intentar solventar tal eventualidad, que no es tal... Sorpresa, emoción y retazos de tristeza por lo que creo perdido, por lo que no supe conservar, por lo que tardé demasiado poco en olvidar, por lo no vivido con la plena consciencia con la que me propongo vivir cada instante desde que me parieron...


La vida era otra entonces, los años me han dado mucho pero no me han quitado poco y me pregunto, me pregunto constantemente y no quiero seguir ????, quiero dar por hecho que el tiempo pasa y formo parte del cambio.

A pesar de todo, somos felices, nos queremos más que antes, me susurra una dulce voz masculina al oído, mientras, nos miramos con los ojos llorosos de cristal de recuerdo, que no de murano, y siento el calor del beso que lo demuestra, no necesitas demostrarlo, lo sé, lo siento, pero dame el beso de todas formas... es mío.


Dejo que el azar decida que es lo que quiero ver y me descubro más joven y sonriendo, siempre, una, dos, tres... veintinueve... ochenta... paisajes diferentes, poses inconexas con mucho sentido y ojos que sonríen, ¿siempre?, siempre. 
No puedo evitar que las cartulinas cambien rapidamente de color entre mis manos, a pesar de que el tiempo aprieta y debo seguir ordenando, zapatos, abrigos y complementos, el orden es primordial, en mi vida sí, siempre... 

La posible respuesta se cuela por la rendija de una puerta que no he cerrado conscientemente... La pregunta... ¿Por qué tantas sonrisas? ¿Caprichos de un azar que ha sabido escoger las imágenes? ¿o simple e improbable probabilidad? Ninguna es la cierta.

Mi corazón me dice que me siente en un sofá y no deje recuerdo sin cabeza... La cabeza me obliga a buscar la caja grande de mudanza y presionar las tapas hasta que logro encerrar en ella las miles de sonrisas sin llegar a perderlas... Con la esperanza de sustituirlas por otras y además, quizás también, porque no abrir, las tapas, que he cerrado hoy... De par en par, mañana.... Seguro que, algún día, el miedo se irá sin avisar, de la misma forma que vino. 

Palmichula, reflexiva...

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